domingo, 27 de noviembre de 2011

Capitulo 2

Más tarde...
Sam entro con una bolsa de plástico llena de bujías, aceite de motor y una correa de ventilador nueva y la dejo en la mesa de la cocina, sonriendo por dentro, pues sólo le había tomado unos quince minutos el ir realmente a la tienda y comprar los artículos para el Impala.
La otra hora y cuarto se la había pasado en Watson Lake, desnudo y sudoroso con Gina Taylor en el asiento trasero del coche, mientras que una canción de Led Zeppelin sonaba suavemente en la cubierta del auto. Sam estaba tan absorto en sus pensamientos por lo Gina, que ni siquiera oyó a Deán pararse detrás de él. Deán dejó una caja de condones en la mesa delante de el, Sam sintió que se asfixiaba al verlos, sus ojos se abrieron con horror al sentirse descubierto por su hermano.
"Por lo menos deberías usarlos", dijo Deán con ironía.
"Deán..." Sam se quejó con la mortificación repentina. Deán rápidamente quito la caja de la mesa para evitar lo vergonzoso de la situación y volvió la mirada acusadora y furiosa a su hermano.
"No quiero tener sacarlos de la ciudad antes de lo previsto, por tus descuidos", grito con furia. Los ojos de Sam cayeron al suelo.
"No te preocupes… Ella está tomando la píldora," dijo en voz baja.
"¿Estas seguro de eso?" Deán lo puso en tela de juicio.
"La gente miente todo el tiempo, Sam, es la naturaleza humana. Además, la píldora no protege de contraer una ETS"
Sam se ruborizó, y Deán continuó, la advertencia en su voz inconfundible.
"ERES UN HOMBRE SAM, LA PROXIMA VEZ USA UNO DE ESTOS" dijo volviendo a poner la caja de condones sobre la mesa.
"Sí, señor," Sam logró balbucear. Él movió los pies nerviosamente, sintiendo que su hermano no había terminado todavía.
Deán no dijo nada solo lo veía con una mirada crítica, esperando a que su hermano tuviera el valor para levantar la cabeza y mirarlo a los ojos. Cuando finalmente lo hizo, Deán continuó hablando.
"Ahora que tenemos este punto claro, hablemos de la cuestión de que me mientes y rompes las reglas de la casa", afirmó Deán con un aumento de decepción en el pecho.
"Trajiste a una chica aquí contigo, mientras me fui la semana pasada, a pesar de que sabes que va contra las reglas, dejaste que Jeffrey los mirara, ¡POR DIOS SAM¡ es un adolescente, el no debe de ver estas cosas"
"¿y Crees que el nunca a hecho nada parecido con uno de sus novios? ¿Con Castiel?"
"Por dios no vamos a discutir la vida sexual de nuestro hermanito no trates de salirte del tema" advirtió Deán y Sam solo se en congio de hombros.
"Por otra parte, no me comentaste nada cuando llegué a casa"
"Solo omite algunos detalles" susurro Sam
"Un acto de omisión sigue siendo una mentira, Sam y sabes perfectamente que ni ahora, ni nunca, tolerare mentiras entre tú y yo", dijo un sombrío Deán.
"Yo quiero que vayas al baño y tomes el cepillo."
" Maldita sea" Sam se quejó en voz alta, dejando caer la cabeza hacia atrás de su cuello con disgusto. Deán decidió ignorar el teatro y continuó. "Quiero que lo traigas aquí, y luego quiero que te inclines sobre esta mesa - la misma mesa que utilizaste de una manera poco convencional la semana pasada, o eso he oído - con los pantalones abajo y el trasero desnudo y listo para mi. ¿Fui Claro? "
"Sí, señor", murmuró tristemente Sam
Deán le concedió con una sonrisa de simpatía.
"Me imagino que un trasero con ampollas va a evitar que estés persiguiendo faldas por un tiempo al menos, y te enseñara a mantenerte fuera de problemas la próxima vez que me haya ido." Deán Miró su reloj, para marcarle el tiempo.
"Tienes exactamente un minuto para cumplir... lo que te pedí... ahora."
Sam maldijo en voz baja mientras se dirigió hacia el pasillo y a la habitación de su padre mientras pensaba como iba a matar a Jeffrey por contarle todo a Deán.
El cepillo del baño es temido por Sam y Jeffrey ellos lo llaman " La cosa ", pues John dejo la tradición de tenerla colgada en su lugar habitual, suspendido por una correa de cuero fino en un clavo de medio centavo en el interior de la puerta del baño de cualquier hotel o casa de renta. Simplemente esperando el momento en que se necesite.
Sam se miró en el espejo del baño con una mueca disgustada en su hermoso rostro.
Su labio superior encogido, como si fuera un lobo, enseñando los dientes a un enemigo familiar, luego observo con detalle el enorme cepillo y pensó.
"Esto va a doler y mucho más!" Siempre a sido así, sobre todo cuando Deán estaba tan molesto como él parecía estar esa noche.
Deán al igual que su padre solía aplicar una serie de palmadas igual a su edad, es decir, Sam normalmente estaría consiguiendo 26 en ese momento. O por lo menos, sería a si de haber sido un delito menor, pero el meter a escondidas a una chica en el apartamento por un fin de semana y hacerlo delante de su hermano pequeño, difícilmente podría ser considerado como un delito 'menor'.
"Treinta y cinco segundos, Sam!" grito Deán desde la cocina.
Sam sujeto el cepillo con fuerza y se tardo el doble de tiempo, para volver a la cocina, Deán levantó la vista de su reloj de pulsera, y miro furiosamente a Sam quien de mala gana le dio el cepillo.
"La próxima vez que te tardes tanto, voy a sumar un golpe por cada minuto" Advirtió severamente Deán.
Sam dejó escapar un suspiro exagerado. "Por Dios, Deán incluso a un hombre condenado a la cámara de gas, hace su última marcha lenta".
Deán puso los ojos en el tono melodramático de su hermano. Primero Jeffrey, y ahora Sam, tenía la sensación de que estaba tratando con 2 adolescentes mimados.
"Tu no vas a tu muerte, Sam", dijo Deán con sequedad-.
Sam soltó un bufido. "¿Sí? díselo mi trasero ", dijo con ironía mientras se desabrochaba el cinturón y los pantalones vaqueros y cuidadosamente se bajó los pantalones y los calzoncillos hasta los tobillos, tomándose su tiempo, a pesar del gruñido de su hermano. Cuando su parte trasera estaba totalmente al descubierto, Sam se puso boca abajo, sobre la mesa de la cocina resistente, apoyándose en sus antebrazos.
Se quedó mirando la madera de color amarillo de la mesa delante de sus narices, una media sonrisa jugando en sus labios al recordar la última vez que estuvo en una posición similar, Gina Taylor había hecho que el se retorciera como un loco, pero todos los pensamientos del encuentro agradable fueron rápidamente sustituidos por un estallido de dolor cuando la primera grieta de la pala cayó contra su parte trasera.
"¿Estás listo para empezar?" Deán le preguntó
¡Hijo de puta, pensó Sam, pero no se atrevió a decir en voz alta.
"¿Listo para comenzar?" Dijo con voz entrecortada "¿Qué quieres decir con que estoy listo para empezar? ¿Qué diablos acabas de hacer? "pregunto agitando una mano detrás de él para indicar la marca del cepillo en su nalga enrojecida.
La sonrisa sardónica en el rostro de Deán era la maldad pura. "¿Qué? Que? "Reflexionó, ante el estudio de la mancha de color rojo con un brillo de diversión.
"Eso fue para llamarte la atención, pues parecía que estabas a miles de kilómetros de distancia, y quiero asegurarme de que estás prestando atención aquí y centrado en tu castigo. "
Deán se encogió de hombros algo indiferente, levantando la pala una vez más.
"Ese no conto."
¿Qué diablos? ¿No conto? "Deannnnn!", Se quejó que en señal de protesta.
Pero ya era demasiado tarde, Deán ya había comenzado su siguiente golpe.
"Cuenta conmigo" ordenó Deán, golpeándolo de nuevo y dejando una huella blanca detrás de que se desvaneció rápidamente a un rojo oscuro, y dijo muy enojado. "Te voy a dar veintisiete".
"¡UNO!" Sam casi gritó, con lágrimas brotando de sus ojos cuando sintió el golpe.
El cepillo siguió golpeándolo con fuerza por unos minutos, Sam tenía una voz tensa, dolorosa, mientras que desesperadamente trataba de ignorar el calor y el escozor que tenia su trasero.
Deán realmente estaba poniendo fuerza detrás de cada golpe Y fue entonces cuando Sam se dio cuenta de que estaba en problemas. Realmente, realmente un gran problema, muy grande. El sarcasmo plana en voz de s hermano sólo había servido para confirmar sus sospechas de que esto iba a ser un largo y feo castigo.
Maldita sea Jeffrey por no eres capaz de mantener tu malcriada boca cerrada un poco! Y maldita Gina Taylor y su caliente, cachondo cuerpo! Pensó Sam, mientras recibía el azote numero 24, al parecer Deán estaba decidió a dejar un punto claro y lo estaba haciendo bastante lento.

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